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San José, Costa Rica
Escritora. Estudiante de Cine. Profesora de Inglés.

viernes, 14 de diciembre de 2007

los de los batidos

Entonces uno se pone a pensar, y eso de pensar no siempre es bueno.
Hay que buscar con que distraerse.

Antes -cuando me gustaba fumar en el patiecito- me sentaba en las sillas de plástico y escuchaba a los vecinos. Son un misterio, esos vecinos: como no son parte del condominio, sino que más bien viven del otro lado de la urbanización (difícil explicar como se conecta su patio con el mío), nunca los he visto en persona. Son narradores en off de mis divagaciones, personajes tácitos en la historia de mi vida. No sé que haría si algún día de casualidad me topo a alguno en el supermercado o el parque, me dice "con permiso, muchacha" y yo por desprevenida reconozco su voz (no sería difícil, la escucho desde niña).
Creo que tienen una especie de taller; como nunca salgo a la principal por la calle de atrás, y jamás he visto el patio en cuestión, entonces solo puedo especular.
Mi tutor de matemática -un primo lejano, creo yo, o amigo de algún pariente- molestaba diciendo que hacían batidos todo el día. Sí, a veces suena a licuadora, pero a mí en cambio me ha empezado a sonar más bien como a sierra eléctrica.
Quién sabe...
Hoy, por eso de andar nostálgica de viejos hábitos, salí al patiecito y me senté en una silla plástica con mi taza de café. Por encima de las rejas y el tendedero flotaron las voces conocidas; la sensación fue realmente arrebatadora, sin hiperbolizar ni buscar sinónimos eruditos en word.
Me conmoví. Fue como si un amigo me llamara después de un largo viaje, como volver a leer a un escritor favorito cuando el libro ya está empolvado por el desuso.
La primera frase completa que se inmiscuó a este lado del cuadro fue de la señora menopaúsica con la que habla el muchacho que hace batidos. Me la imagino en jeans algo apretados, con panza de vieja, un pañuelo en la cabeza, pelo colocho enmarañado y chancletas.
"Cuánto más conozco a los hombres, más me gusta mi perro."

Seguramente oyó mi risilla, como si le respondiera un eco de otro mundo, y quizá ella también se pregunte quien es la que canta y fuma los domingos al otro lado de la reja.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Esos personajes extraños, aveces tetricos, aveces molestos... nuestros vecinos los de los batidos.
Yo insisto en que su pared, es la pared de nuestra casa, eso me molesta, aunque yo tampoco he visto nunca su casa.
Y cuando ponian regueton los domingos... la idea de que hubieran construido su casa, como un apendice de la nuestra no dejaba de rondarme la cabeza.
A veces pienso que no existen, que son como de una dimensión desconocida.
A veces me imagino que son los malos de una historia típica de hollywood, de esos que esconden cadaveres en el patio.
Su perro que antes lloraba me causaba mucha lastima...

OH nuestros vecinillos de los batidillos!
JAJAJA
Esta muy chiva anis

Mari dijo...

Me gustó demasiado, jaja me puse un toquesillo nostálgica cuando lo leí por primera vez, pero igual, siempre nostalgia de la buena. Congrats Anita!!

Camila dijo...

las paredes...
me gusta este post. cotidiano. oh vecinos. los de mi casa le hechan veneno a mis matas :(

busta dijo...

Algo equivalente me pasba cuando vivía en un partamento del tercer piso, y cuando no hacía frío abría la ventana, me sentaba en el marco a leer y tomar café. Las voces y costumbres de los que estaban abajo en la calle subían a visitarme.

Unknown dijo...

hermosísimo este! me acordás un poco a un cuento de Benedetti (yo sé q el botija te tiene harto!) que se llama La familia Iriarte o algo así creo... es como un mae q por teléfono tiene q pasar llamadas y se enamora de una voz y una vez en la calle encuentra la voz... pero después de mucho se da cuenta q en realidad no era la voz q el creía!!

Bueno me gusta mucho imaginarte de hecho en eso, sobre todo cuando te reis y ellos fijo se preguntan si son protagonistas de un show oculto, con público tras la pared.

Mis vecinos ponen rancheras y hacen ruido con portones jeje.

me gustó mucho. Es como una secrecía cotidiana.. un poquito de esa magia del diario vivir.

LA dijo...

Todos sus escritos me dan escalofrios.

Buenisimos!