Me he dado cuenta de que, cuando usted sonríe, a mí se me tensa el cuello, por culpa de un montón de impulsos.
(y frustraciones)
Quisiera, por ejemplo, tocar su entrepierna con mi pie, pero no alcanzo. Además, eso sería muy lanzado; tendría que estar segura de que nadie se va a dar cuenta.
Aunque
de por sí yo ni siquiera soy así. Es decir: sí, me atrae su entrepierna, pero entiendo que es suya, y talvez usted prefiere que no la toque sin permiso. Mejor esperar a que sea un mutuo acuerdo, esperando que en algún momento lleguemos a ese acuerdo.
Esperando que ese momento sea ahorita - ojalá que no pase de hoy -.
bueno
realmente creo que yo no soy de las que tocan entrepiernas con los pies desde el otro lado de la mesa: prefiero hacerlo más de cerca
Tener una mesa de por medio siempre es infructuoso.
(Es más como una
m i e r d a,
siendo sincera.)
'Usted sabe cómo usar sus ojos,' dice usted. Qué dicha, pienso yo, no estoy meando tan fuera del tarro. Entonces mire - le explico, (talvez usted sí entienda): esto que hago, de mover las pestañas (son muy largas, casi como extremidades - sí sí, mi modestia), es porque se me ocurre de pronto que así sí lo alcanzo.
- y con las manos.
Tener una mesa de por medio siempre es infructuoso.
(Es más como una
m i e r d a,
siendo sincera.)
'Usted sabe cómo usar sus ojos,' dice usted. Qué dicha, pienso yo, no estoy meando tan fuera del tarro. Entonces mire - le explico, (talvez usted sí entienda): esto que hago, de mover las pestañas (son muy largas, casi como extremidades - sí sí, mi modestia), es porque se me ocurre de pronto que así sí lo alcanzo.
¿Usted que cree? ¿Funciona?
4 comentarios:
Me gusta sentir con las manos, principalmente con los dedos.
No solo las mesas son una lucha
(hermoso texto)
Genial.
Uno nunca sabe cuando alargar la mano.
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